Adolf Hitler, tras desmantelar la República de Weimar y designarse Führer del Tercer Reich, declaró en 1935 que no cumpliría las restricciones Impuestas por el Tratado de Versalles de 1919.
El 1 de septiembre de 1939, con la invasión de Polonia, Alemania iniciaría la II Guerra Mundial, con un período de diez meses de triunfos alemanes gracias a la Blitzkrieg o guerra relámpago, una táctica Innovadora que derrotó a todos sus enemigos, excepto el Reino Unido. Dividida en el Ejército (Heer), la Armada (Kriegsmarine) y la Fuerza Aérea (Luftwaffe), la Wehrmacht contaba en esa fecha con unos efectivos de más de siete millones y medio de hombres.
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