Las unidades y el material del Ejército del Aire durante la Segunda Guerra Mundial
José Luis González Serrano
Biblioteca de Revista Española de historia Militar
Mucho se ha escrito y, sin duda, se seguirá escribiendo sobre el terrible conflicto bélico que, desde 1939 hasta 1945 y en mayor o menor medida, afectó directamente a numerosos países, principalmente europeos y asiáticos, e hizo sentir sus nefastas consecuencias a todo el orbe, y sobre el cometido que las fuerzas aéreas de los contendientes desempeñaron en su evolución, sobre su material, la organización de sus unidades, sus insignias y distintivos y tantos otros aspectos que hoy resultan interesantes para todos los que llevamos la Aviación en nuestras venas, seamos profesionales o no.
Pero, por el contrario, poco o nada se ha publicado, al menos de forma monográfica, sobre la evolución de nuestro Ejército del Aire o, para ser más exactos, deberíamos decir la casi total falta de ella- durante esos fatídicos años, en los que España, a pesar de haberse declarado no beligerante el 4 de septiembre de 1939, vivió y sufrió muy directamente los hechos bélicos que se desarrollaron allende nuestras fronteras y que en no pocas ocasiones llegaron a su fin en nuestro suelo o en nuestras aguas. Por ello, en estas páginas vamos a tratar de llenar ese vacío y de dar a nuestros lectores una idea -lo más exacta posible- del estado de nuestra aviación militar durante ese período, en cuanto a sus unidades y su material se refiere.
Hacía un mes, aproximadamente, que había comenzado la conflagración mundial cuando quedaba constituido, por ley del 7 de octubre de 1939, el Ejército del Aire, con cuya existencia se hacían realidad muchas de las ilusiones que desde años atrás tenían los aviadores militares españoles por gozar legalmente del mismo estatus que sus compañeros de los otros dos Ejércitos. Y un mes más tarde, concretamente el 9 de noviembre, se creaba el Arma de Aviación como "fundamento, médula y razón de ser" del nuevo Ejército.
Con anterioridad -por ley del 8 de agosto- se había creado el Ministerio del Aire, al frente del cual se había situado -ante la estupefacción y la decepción generalizada de los aviadores- al general Juan Yagüe Blanco.
Parece indudable que el principal activo con que iba a contar el naciente Ejército del Aire era su personal, que gozaba de una experiencia en combate que, en Europa, y quizás en ei mundo, ninguna otra fuerza aérea había podido adquirir desde que terminara la Primera Guerra Mundial. Y también parece incuestionable que, además de este gran caudal humano, el nuevo Ejército era entonces uno de los más potentes de Europa, ya que disponía de una numerosa - aunque muy heterogénea-flota de aeronaves (más de mil), que, lamentablemente, ante el devenir de los acontecimientos pronto iba a quedarse obsoleta.
Muchas gracias por tu trabajo!!
ResponderEliminareste tiene el link roto, podrías echar un vistazo?
Gracias
Prueba con este otro:
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