Los ases britanicos y del Imperio de la I Guerra Mundial
Ediciones del Prado | 1999 | 66 Pag | PDF | 25 MB
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En el momento del estallido de la I Guerra Mundial Gran Bretaña disponía de unos 100 aviones diferentes, que se utilizaban en su mayoría para el reconocimiento visual. Los rapidos y mas agiles monoplazas como los Bristol, los Sopwith y los aviones de exploración Nieuport, pilotados por hombres pertrechados con armas,granadas y garfios, se utilizaban para perseguir a los aviones enemigos. Cuando los enemigos se lanzaron a superarse unos a otros en la creación de cazas mas eficaces con ametralladoras fijas de tiro a traves de la helice, la superioridad aerea se fue alternandode un bando a otro. En 1917 la guerra en el aire se revoluciono con el desarrollo de cazas resistentes como los Sopwith Camel, los S.E.5 y los SPAD XIII. Este volumen
esboza las sorprendentes hazañas de los ases britanicos y del Imperio que pilotaron estos aparatos,legendarios aviadores como Albert Ball, James McCudden y Mick Mannock, los canadienses Billy Bishop, William Barker y Raymond Collishaw y el australiano Robert Little, verdaderos caballeros del aire.
En el momento del estallido de la I Guerra Mundial Gran Bretaña disponía de unos 100 aviones diferentes, que se utilizaban en su mayoría para el reconocimiento visual. Los rapidos y mas agiles monoplazas como los Bristol, los Sopwith y los aviones de exploración Nieuport, pilotados por hombres pertrechados con armas,granadas y garfios, se utilizaban para perseguir a los aviones enemigos. Cuando los enemigos se lanzaron a superarse unos a otros en la creación de cazas mas eficaces con ametralladoras fijas de tiro a traves de la helice, la superioridad aerea se fue alternandode un bando a otro. En 1917 la guerra en el aire se revoluciono con el desarrollo de cazas resistentes como los Sopwith Camel, los S.E.5 y los SPAD XIII. Este volumen
esboza las sorprendentes hazañas de los ases britanicos y del Imperio que pilotaron estos aparatos,legendarios aviadores como Albert Ball, James McCudden y Mick Mannock, los canadienses Billy Bishop, William Barker y Raymond Collishaw y el australiano Robert Little, verdaderos caballeros del aire.
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